Los tesoros del Museo Naval del Caribe

Botija
Botija de media arroba proveniente del naufragio de un Galeón Español del siglo XVIII: también conocida como ánfora se encuentra en el módulo “Fábrica del Bajel Galeón Señor San José”.

Carronada de Maracaibo
El arma decisiva en la Batalla Naval del lago de Maracaibo. Se trata de un cañón tipo “carronada” de 9 libras, que estuvo a bordo de la goleta colombiana “Antonia Manuela” en la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, el 24 de julio de 1823.

Cañón “El Vigilante”
Este cañón salvó a Colombia. La pieza llegó al Museo Naval desde el Castillo de San Felipe de Barajas, donde estuvo abandonada durante 125 años.
El país se debatía en una guerra civil en 1885 cuando el general Ricardo Gaitán Obeso puso sitio a Cartagena, una ciudad sumida en terrible decadencia tras el Sitio de Morillo y la epidemia de cólera.
Gaitán Obeso se instaló en el Castillo de San Felipe de Barajas, que estaba abandonado y en ruinas, con este cañón Armstrong, al que llamaron El Vigilante. Proveniente de la Guerra de Secesión norteamericana, el cañón contaba con abundante munición. Sin embargo, al disparar día y noche sobre la ciudad a intervalos precisos, sus balas explosivas, cargadas de fragmentos metálicos, no estallaban, ya fuera por la ignorancia de los artilleros o porque la pólvora, con más de 20 años de antigüedad, había perdido su eficacia.
Cartagena no se rindió, como esperaba el sitiador, ya que las balas inocuas solo rompían tejados. Al agotar la munición, Gaitán Obeso decidió atacar con su infantería las antiguas murallas de la ciudad, pero fue rechazado; su ejército quedó desmantelado, y el propio Gaitán Obeso fue hecho prisionero días más tarde. El cañón quedó abandonado en las faldas del castillo, sin municiones, como un recuerdo amargo que nadie quería evocar.
De haber estallado las balas de El Vigilante, Cartagena habría caído, y el desenlace de la guerra civil habría sido favorable para Gaitán Obeso y sus seguidores, quienes promovían la desintegración del país. En lugar de la actual República de Colombia, hoy existirían nueve pequeños países.

Cañones de 24 libras siglo XVIII
Testigos de la infamia del Almirante inglés Edward Vernon, quien intentó colonizar a Cartagena y huyó abandonando la batalla y su armamento por miedo a morir en manos de un medio hombre, Don Blas de Lezo.

ARC QUITASUEÑO
La experiencia con la Flotilla de Superficie de la Armada Nacional está representada por el puente de gobierno del ARC Quitasueño, cuyo montaje en la Galería Naval fue un gran reto de ingeniería.
El conjunto se dividió en 48 piezas para ser desmontado del buque en los astilleros de la Base Naval de Cartagena y posteriormente rearmado en el salón con precisión milimétrica. Fue una operación apasionante.
La tarea fue calculada y programada al detalle, con algunos aspectos reservados, como el peso total del conjunto. El montaje del puente de gobierno en esta Galería Naval solo fue posible gracias a su construcción totalmente en aluminio, lo que lo convierte en una estructura liviana capaz de ser soportada por el edificio con un amplio margen de seguridad. En acero, habría resultado inviable.

Reproducción de las pistolas de Don Blas de Lezo
Reproducción exacta de las pistolas que, por tradición familiar están vinculadas a Don Blas de Lezo.

El Bergantín Independiente
Este es el Bergantín Independiente, un buque emblemático de la tradición naval colombiana.
El modelo está construido a escala 1:10, es decir, es diez veces más pequeño que el bergantín original de la Armada Española, de 170 toneladas, construido en el astillero de Cartagena de Indias en 1875. Su nombre original era Princesa, y estaba bajo la supervisión del Almirante Padilla, como maestro mayor del arsenal, cuando estalló la revuelta independentista. Lo rebautizó como Independiente y lo devolvió al agua con la bandera cuadrilonga del Estado de Cartagena de Indias, con la que participó en múltiples acciones navales.
El Bergantín tenía el casco cubierto con láminas de cobre, como todos los buques de guerra de su época que navegaban en aguas tropicales, para impedir que los moluscos deterioraran la madera.

Ancla de Almirantazgo
Es el ancla clásica que evolucionó del modelo utilizado en el mundo antiguo. Perteneció a un “Cliper” de tres mástiles, construido a mediados del siglo XIX, uno de los últimos barcos.

Huesos humanos
Encontrados en una pared del edificio que hoy ocupa el Museo Naval del Caribe. Según estudio Forense, corresponden a un hombre europeo de origen vasco, muerto hacia 1741, a una edad cercana a los cincuenta años, que algunos estudiosos consideran, podrían ser nada menos que los restos de Don Blas de Lezo y Olavarrieta.